lunes, 16 de septiembre de 2013

Profesora enojada en México: ¿Una buena lección?

Seguramente muchos de ustedes vieron este video que circula en internet. Una profesora en México fue insultada por una alumna a través de la red social Twitter y decidió enfrentarla para exigirle un pedido de disculpas.



La situación que vemos en el video es algo que despierta la polémica. Muchos pueden tomar una postura a favor de la profesora. Quizá algunos se indignan por esta ofensa y entienden que la profesora se encuentre molesta. En mayor medida todos podemos pensar que lo que hizo la alumna no está bien y merece una sanción. Unos menos pueden minimizar los insultos de la niña y creer que la docente sobredimensiona la situación.

Más allá de la postura que se elija, el interrogante que se plantea es sobre la actuación de la docente, porque es más fácil ponernos de acuerdo en que la alumna estuvo mal ¿Era necesario montar semejante puesta en escena dentro del aula, con tres dispositivos filmando, para que la alumna se disculpara? ¿No actúa la docente desde el mismo enojo y maltrato que tanto critica de su alumna? ¿Su accionar sólo persigue la búsqueda de justicia o también busca humillar a su alumna al mismo nivel que ella se sintió humillada? Incluso, una vez que la alumna acepta que estuvo mal y pide las merecidas disculpas, la profesora no se siente satisfecha y continúa con la escena hasta llegar a insultarla.  

Cabe mencionar que la relación entre una docente y un alumno es una relación de poder, una relación asimétrica en la que una tiene más conocimientos y por ello educa y la otra que posee menos saberes está para ser educada. Además en esta relación hay otra diferencia, la docente es una adulta y la alumna es una niña. Por eso ¿No debería ser la
profesora en este caso la encargada de impartir disciplina manteniendo la asimetría en la relación y no equipararse a la conducta de la niña? Sin embargo, vemos que en este caso la docente actúa desde el enojo, desde la ira, cegándola e impidiéndole actuar como se espera según la posición  que ocupa.

Situaciones como estas nos llevan a reabrir constantemente el debate sobre educación, la pérdida de valores, los cambios en los paradigmas generacionales y los problemas de conducta. Y eso está bien, porque se trata de un problema universal, que nos abarca a todos y sólo desde la reflexión, la discusión y el pensamiento podemos encontrar soluciones y nuevos caminos para avanzar. En síntesis,  debemos caminar hacia la planificación a cargo de personas idóneas y el involucramiento  compartido de los que forman parte del sistema educativo: alumnos, docentes, directivos, padres, en fin, la sociedad en su conjunto.

Por Ileana Alonso

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