martes, 20 de diciembre de 2016

Pirotecnia Cero

En diciembre llegan las fiestas  y  en la medianoche, el cielo se llena de colores y estruendos por los fuegos artificiales que se disparan desde casas, balcones o veredas. Sin embargo, del otro lado de esa vieja tradición hay sufrimiento, dolor y catástrofe.

Con el paso de los años fue creciendo la concientización sobre el peligro y lo contraproducente que tiene la pirotecnia. Los primeros en afirmar sus pies en el campo de lucha fueron las organizaciones defensoras de animales, haciendo énfasis en las mascotas que se asustan, se pierden y algunas hasta mueren como consecuencia del sonido y los destellos.

Pero al padecimiento de los animales,  se le suma uno menos conocido: el humano. Las personas con autismo se ven seriamente afectadas en estas noches. Para las personas con TEA (Trastornos del Espectro Autista) los sonidos de la pirotecnia son una tortura ya que alteran su ambiente y les perturban en extremo. No es muy difundido el impacto negativo que genera en una persona con TEA la tradición de la pirotecnia. A la vez, la manipulación de fuegos artificiales también provoca casos de quemados y lastimados que llenan las salas de emergencias.

Cualquier defensor de #pirotecniacero fué niño y seguramente se fascinó con la llegada de
un cielo iluminado y ruidoso, prendió la mecha con fuego y se sumó. Pero son muchas las costumbres que con el paso del tiempo desaparecen, porque nuestra sociedad cambia y comprende que hay hechos y tradiciones que en el nuevo milenio tienen un gran impacto sobre diversos grupos de la población. Aquella era otra época, donde no había información ni concientización sobre las consecuencias que trae la pirotecnia ¿Cómo hoy en día las conocemos y sigue pasando? Vivir en comunidad debe ser entender al otro y ponerse en su lugar, solo así habrá inclusión, respeto y convivencia. Cada uno de nosotros, cada generación que representamos, somos la transición. Nos corresponde ser quienes inicien un camino a unas fiestas sin sufrimiento y este fin del 2016 puede ser el comienzo.


Por Nati Stanchi para Proyecto Pura Vida