En diciembre llegan las fiestas y en
la medianoche, el cielo se llena de colores y estruendos por los fuegos
artificiales que se disparan desde casas, balcones o veredas. Sin embargo, del
otro lado de esa vieja tradición hay sufrimiento, dolor y catástrofe.
Con el paso de los años fue creciendo la concientización
sobre el peligro y lo contraproducente que tiene la pirotecnia. Los primeros en
afirmar sus pies en el campo de lucha fueron las organizaciones defensoras de
animales, haciendo énfasis en las mascotas que se asustan, se pierden y algunas
hasta mueren como consecuencia del sonido y los destellos.
Pero al padecimiento de los animales, se le suma uno menos conocido: el humano. Las
personas con autismo se ven seriamente afectadas en estas noches. Para las
personas con TEA (Trastornos del Espectro Autista) los sonidos de la pirotecnia
son una tortura ya que alteran su ambiente y les perturban en extremo. No es
muy difundido el impacto negativo que genera en una persona con TEA la
tradición de la pirotecnia. A la vez, la manipulación de fuegos artificiales
también provoca casos de quemados y lastimados que llenan las salas de
emergencias.
Cualquier defensor de #pirotecniacero fué niño y seguramente
se fascinó con la llegada de
Por Nati Stanchi para Proyecto Pura Vida
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