En su libro Nuevos acercamientos a los jóvenes y la lectura, la antropóloga francesa Michèle Petit se refiere a la lectura como a un medio para tener acceso a conocimientos y a un uso más fluido y desenvuelto de la lengua que pueden modificar nuestro destino y llevarnos por nuevos caminos. La lectura nos permite entender mejor el mundo que nos rodea y desarrollar nuestros propios pensamientos e ideas acerca de él. También es un instrumento para construirse a uno mismo. La lectura, desde la infancia, constituye el campo de apertura a lo imaginario. Luego, a medida que crecemos, para aquellos que nos consideramos lectores los libros representan un fiel compañero que nos consuela, escucha, entiende, reconforta y apoya en momentos difíciles.
Pero,
¿cómo se construye un lector? ¿Cómo llegamos a convertirnos en
visitantes frecuentes de librerías y bibliotecas? ¿Qué se necesita
para que se establezca la conexión lector-lectura?
Para
María Teresa Andruetto, escritora argentina de libros para niños y
jóvenes, “la condición de lector no es algo mágico ni algo quesucede por sí mismo, sino una construcción cultural”. Toda
construcción, pues, necesita de cimientos. Ninguna construcción se
edifica por sí sola, sino que es el resultado de la colaboración y
arduo trabajo de un conjunto de personas que aportan su esfuerzo y
capacidad en pos del objetivo.
El
contexto es importante en la formación de un niño lector. De
acuerdo con Andruetto, hay niños que leen más que otros porque han
tenido el privilegio de crecer en contextos en los que son frecuentes
las visitas a bibliotecas y librerías, hay libros en los estantes de
sus casas porque para la familia es fácil acceder a ellos, y llegan
a la escolarización con un cierto “bagaje lector” en sus
espaldas. Estos niños, seguramente, son parte de un entorno de
lectores que les ofrecen cuentos y revistas y despiertan su interés
en la palabra escrita.
Esto
nos lleva, entonces, a una pregunta aún más importante: ¿cómo
podemos lograr que la oportunidad de ser lectores desde temprana edad
esté al alcance de todos?
Fundación
Leer comparte la visión de Andruetto y Petit- y de muchos otros, por
supuesto- de que “la educación es la puerta a una sociedad mejor”
y “la lectura es la llave que despeja el camino”. Desde 1997,
trabajan para lograr una sociedad cuyos niños sientan entusiasmo por
la lectura y encuentren en ella una fuente de pasión, inspiración,
información y placer.
¿Cómo
y con quiénes trabaja Fundación Leer?
Fortalecen
la alfabetización y el desarrollo de competencias de lectoescritura.
Fomentan
el hábito de la lectura.
Mejoran
los ambientes de alfabetización en escuelas e instituciones.
Brindan
capacitaciones a docentes y profesionales.
Ofrecen
acceso a libros y a la lectura para familias en situaciones de
vulnerabilidad y riesgo social.
Trabajan
con maestros, familias y comunidades de todo el país.
Para
celebrar sus 20 años, Fundación Leer esta llevando a cabo una nueva
práctica que se propone generar impacto positivo y duradero en el
desarrollo personal de estos lectores en formación. Leer 20-20
es un desafío destinado a niños de los 0 a los 12 años que convoca
a familias de todo el país. La idea es que los más pequeños lean
al menos 20 libros infantiles en un año y que los adultos a cargo de
su cuidado participen con ellos de este desafío pensado para hacer
de la lectura una experiencia divertida, enriquecedora y al alcance
de todos.
¿Cómo
funciona? ¿Cómo puedo participar?
Fundación
Leer ofrece una plataforma digital gratuita y de fácil acceso con
contenidos pensados para incentivar la lectura. En ella, encontrarán
lecturas en línea y trivias, y los niños recibirán “medallas”
por cada libro leído.
Con
la ayuda de un adulto, los niños pueden crear un perfil con sus
datos y la plataforma permitirá que accedan a cuentos calificados
para su edad.
Cada
dos semanas, los usuarios encontrarán nuevos cuentos de destacados
autores de literatura infantil y juvenil. También hay tapas de
cuentos clásicos ilustradas por artistas argentinos.
Leer
20-20 contribuye a crear un circuito de intercambio en el que el
objetivo de formar a niños como lectores es compartido y asumido por
todos. En palabras de Patricia Majalelaty, directora de la Fundación
Leer, “promover la lectura en los niños es una tarea maravillosa e
indelegable. Tradicionalmente, se la concebía como responsabilidad
exclusiva de la escuela. Hoy sabemos que es compartida por la familia
y todos los adultos que rodeamos la vida de los niños”.
Ese
cuento que hoy lee un pequeño puede ser la llave que abra la puerta
a un mundo desconocido lleno de cosas por descubrir: sobre sí mismo,
sobre su entorno, sobre sus capacidades y posibilidades. Ese cuento a
la hora de dormir o después de jugar puede ser la primera de muchas
lecturas que lo formarán como persona y le darán las herramientas
necesarias para abrirse paso por la vida, deteniéndose de tanto en
tanto frente a la vidriera de una librería o la puerta de una
biblioteca para reflexionar sobre el amor por los libros que nació
de algo tan sencillo y placentero como adentrarse por un par de
páginas en universos que comienzan con el clásico “Había una
vez…”
Por
Daiana Vaquero Vega para Proyecto Pura Vida
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