lunes, 12 de marzo de 2018

Qué significa incluir a alguien?



Tenemos una referencia que permanece y muta al mismo tiempo en nuestra cabeza sobre cada cosa que conocemos, y lo que no conocemos lo comparamos con lo que sí; una especie de referencia que nos sirve para decir: -Ah, comprendo, entiendo.- Lo que no decimos es que comprendemos según nuestros propios cánones, engendrados estos en una matriz social.

Si en esa matriz social se habla por ejemplo de inclusión, sabremos más o menos de lo que se trata porque estudiamos y aprehendimos el concepto y sus acepciones, o lo sabemos de forma coloquial: lo que dicen que es, lo que escuché que es. Nos basamos en el imaginario colectivo y semántico de la palabra. Inclusión es incluir algo en otra cosa, la acción misma de incluir.

Cabe preguntarse a qué nos referimos cuando hablamos sobre incluir a alguien. Podemos percatarnos de que para incluir una cosa en otra, ambas deben existir, ser nombradas, tipificadas o estereotipadas. A la vez que una de las dos cosas debe ser necesariamente más grande que la otra: La escuela incluye al niño, el sujeto es incluído a la sociedad, ya que asumimos que las cosas deben ser de una forma en particular, aceptada, lo bueno, lo que debe ser.

Las personas con síndrome de down son muchas veces tipificadas como personas con discapacidad y encasilladas en el grupo de esos otros que se diferencian de nosotros, haciendo hincapié en las diferencias que nos dividen más que en las que nos complementan; lo mismo ocurre con cada grupo o conjunto de personas que constituyen una minoría con respecto a la masa social estandarizada.

Al hablar sobre inclusión no reparamos en que estamos adhiriendo a un canon de lo que debe ser, ni nos detenemos a pensar que aquello que pretendemos incluir a la sociedad, no sólo ya forma parte de ella, sino que el problema radica en que no aceptamos esas diferencias como constitutivas de todos los que la componen. Y no basta con incorporar mentalmente que somos todos diferentes, sino que justamente esa diferencia permite la emergencia de singularidades, de potencialidades que alcanzan su grado máximo en cooperación con un otro que acompaña y que acoge.

Entonces, al hablar de inclusión podríamos hablar también de singularidad y diferencia, de esa heterogeneidad que hace que la trama social sea más rica, reconociendo en la diferencia a un otro-par con el que nos nutrimos recíprocamente y en interacción.

Por Manuel Muñoz para Proyecto Pura Vida

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