“La
solidaridad y la esperanza pueden venir de cualquier lado, sólo se necesita gente
predispuesta”
A un año de
convertirse en donante de CPH, esta joven estudiante de Oceanografía afirma que
la donación cambió su perspectiva de la vida. Desde Proyecto Pura Vida te invitamos a conocer
su historia.
El
2013 no es un año más en la breve, pero no por eso menos fecunda, historia del
Registro Nacional de Donantes de Células Progenitoras Hematopoyéticas (CPH),
perteneciente al INCUCAI. Este organismo, creado con el propósito de dar
respuesta a toda persona con indicación de trasplante de CPH, acaba de cumplir
10 años.
Los
motivos para celebrar no son pocos. Desde 2003, 424 personas con enfermedades hematológicas
como leucemia recibieron un trasplante. Actualmente, hay 65 mil donantes
voluntarios inscriptos en Argentina, integrados a una red mundial de 22
millones de personas en 48 países. Además, en los últimos 5 años se han
realizado 18 trasplantes con donantes argentinos, tanto en pacientes del país
como del exterior.
Precisamente, una de esas 18 historias
de vida estuvo signada por la solidaridad de Valentina. “Cada vez que pienso en
la oportunidad que tuve de convertirme en donante me brota una sonrisa”. Así se
nos presenta esta joven de 23 años, que en febrero de 2012 pasó a ser dueña de
un acto encomiable: dar vida en vida.
¿Qué
te impulsó a inscribirte en el Registro?
Cuando llegué a estudiar a Capital
Federal comencé a donar sangre cada tres meses. Para mí era algo natural y, a
la vez, como un deber. En 2010, integrantes del Club de Donantes al que
pertenezco me invitaron a anotarme al Registro Nacional de Donantes de CPH del
INCUCAI. Al ser donante de sangre y de
órganos, no tuve que pensarlo mucho. Simplemente era otra forma de ayudar y no
veía razón para negarme. La oportunidad de salvar la vida a una persona me lo
decía todo, expresa sin tapujos esta joven, distinguida en abril pasado por el
Ministro de Salud de la Nación, Juan Manzur, junto a otros donantes argentinos
de médula ósea.
¿Existen
restricciones o límites de edad para ser donante?
Toda persona entre 18 y 55 años, con un peso mínimo de 50
kg y que goce de buen estado de salud, está en condiciones de adherirse al
Registro de Donantes Voluntarios. Para concretar la inscripción, basta con
dirigirse a cualquier centro de donantes o servicio de Hemoterapia con sede en
diversos hospitales de todo el país.
Allí, se realiza una extracción de sangre para su tipificación genética y
posterior almacenamiento de datos en el Registro.
¿Cómo
fue el momento en el cual te enteraste de que existía la posibilidad de
concretar la donación?
Es tan difícil encontrar
compatibilidades que me dijeron que quizás jamás donaría células. Pero no fue
así. En enero de 2012 apareció un paciente español de 13 años con una
enfermedad llamada aplasia medular o anemia de Fanconi, y esa fue mi primera
vez, cuenta Valentina con inocultable brillo en sus ojos.
El momento fue increíble. Cuando me
llamaron por teléfono al año siguiente de inscribirme fue emocionante porque no
había vuelto a pensar en eso. Saber que la posibilidad de donar en vida estaba
cerca de concretarse me llenó de alegría.
¿Cómo
fueron los pasos previos a la donación?
Antes de concretar la donación me
realizaron una seguidilla de estudios de toda clase. Los médicos debían
cerciorarse de que estuviera en buenas condiciones de salud y, a su vez, tenían
que informarme correctamente y con sinceridad acerca de todo el proceso de
donación. Siempre lo viví con mucha expectativa. Deseaba que la donación se
concretara y que todos los resultados salieran bien, afirma rotundamente esta
joven oriunda de La Pampa, pero que desde hace más de una década está radicada
en San Andrés de Giles, provincia de Buenos Aires.
¿En
qué consistió el proceso de donación
propiamente dicho? ¿Qué método de donación elegiste?
Yo elegí la donación por punción. La
razón fue que prefería un proceso más corto, ya que sólo necesitaba un día de
internación, y además no me iba a sentir cómoda con la aféresis (extracción de
células madre por vía sanguínea) que dura varias horas. Sumado a esto, el
médico del paciente había aconsejado, por estadística simplemente, que el
método sea punción.
Pasé la noche del 12 de febrero de
2012 en el Instituto Fleming y a la mañana siguiente me hicieron la extracción.
Desperté en muy buenas condiciones y permanecí una noche más en observación,
sólo por precaución. Al otro día retomé mis actividades en forma normal.
¿Cómo
fue tu recuperación? ¿Tuviste algún tipo de secuela o dolor?
Mi recuperación fue buena. Es lógico
que se sientan molestias en la zona de la punción, pero para eso recetan
calmantes y complementos de hierro.
La punción no deja cicatriz. Es
importante notar que el malestar no es fuerte, es sólo una molestia que
comparado a la posibilidad de ayudar a alguien no significa nada.
A
nivel social, ¿pensás que existen temores y prejuicios relativos a la donación
de médula ósea?
Sí, pienso que existen muchos
prejuicios, pero principalmente por ignorancia. La gente desconoce que no hay
riesgos en la donación y que significa algo muy grande. Es darle la posibilidad
de vida a una persona. Cuando se piensa en eso, los prejuicios desaparecen.
Esta es Valentina. Y aquí, una última enseñanza,
simple y luminosa: “Lo importante era poder concretar la donación y que ese
nene sintiera que la solidaridad y la esperanza pueden venir de cualquier lado,
que sólo se necesita gente predispuesta.”
Por Ailín Lennard
Muy buena acción de esta chica que no se quedo en decir que bueno que sos donante y se inscribió para ser lo ella. Además mucho mas admirable a su edad siendo tan joven. Soy posible donante de cph inscripto y ojala pueda llegar a concretarlo como hizo ella. Felicitaciones por la acción y por la nota que es muy esclarecedora.
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