domingo, 14 de julio de 2013

Una Segunda Oportunidad

El 4 de junio pasado, en Proyecto Pura Vida, recordamos el Día de los Niños Víctimas Inocentes de la Agresión. Es por eso que hoy nos acercamos al proyecto internacional de Aldeas Infantiles SOS que, desde 1949, intenta dar una mano a los niños y familias que lo necesitan.

“Esta ayuda para nosotros significa mucho, porque Aldeas hace una pequeña gran tarea. Estamos creando ciudadanos que el día de mañana, tengan un mañana distinto al que les dio la vida”. Así lo explica Ángela Muni (si querés saber quién es Ángela, podés encontrar su testimonio acá), una mamá SOS que decidió formar parte de este proyecto.

Aldeas Infantiles SOS nació de la mano de Hermann Gmeiner durante la década de los 50. Se trata de una organización internacional de desarrollo social, sin fines de lucro, no gubernamental e independiente, que trabaja con el fin de ofrecer un entorno familiar protector a niños y niñas que han perdido el cuidado de sus padres o están en riesgo de perderlo, a través de diferentes programas.

Primero encontraremos el de Fortalecimiento Familiar, dirigido a chicos que están en riesgo social y, por lo tanto, pueden perder el cuidado de sus padres. La idea de Aldeas es ayudar a reforzar ese lazo, empoderando a las familias y comunidades. 

“Con lo que se trabaja es con la familia de origen, en espacios cedidos por la comunidad y gestionados por la comunidad misma. Lo que hacemos es acompañar desde distintos aspectos como el pedagógico, nutricional y de salud”, aclara Maite Giráldez (Asesora de Comunicación en la oficina de Recaudación y Comunicación de Aldeas Infantiles SOS Argentina). La idea final de programa es que estos espacios, que se van constituyendo, pertenezcan al grupo y que luego aldeas infantiles pueda retirarse.

Si bien los niños/as están cuidados/as mientras los padres trabajan, Giráldez señala que no se trata de comedores o guarderías. También se trabaja junto a las mamás y papás en temas de violencia de género, salud, higiene, salud sexual y nutrición, entre otras. El objetivo final es mejorar la capacidad de cuidado de las familias con sus hijos. 

Dentro del segundo, de Acogimiento Familiar, se ubican las Aldeas Infantiles. Cuando no es posible sostener el vínculo, ya sea desde el cuidado de la madre, el padre, un tío o una abuela, los niños/as pueden formar parte de estos grupos. Cada espacio cuenta una madre SOS que acoge a grupos de 8 o 9 chicos/as, quienes pueden tener un vínculo entre ellos.

“Uno de los distintivos más importantes que tenemos, es que no separamos los grupos de hermanos  biológicos”, destaca Maite Giráldez. Sin embargo, en estos hogares también pueden vivir niños/as que no posean un lazo de sangre. Lo cual no afecta, según cuenta Aldeas, debido a que con el tiempo terminan sintiéndose hermanos de corazón. 

“Como esos chicos viven en una casa siempre con una mamá, con un hermano, se sigue constituyendo una especie de familia también. La idea es que cada uno pueda desarrollar su vida normalmente, en un sistema de puertas abiertas”, explica Giráldez. Concurren a escuelas fuera de los programas, se atienden con médicos de la zona en la que viven y mantienen amistades fuera de la aldea. No hay nada distinto a la vida cotidiana.

Los beneficios no sólo son para los niños y niñas afectados. Ambos proyectos permiten a las familias, o aquellas mujeres que forman parte del cuerpo de mamás SOS, inculcar valores que persisten a lo largo del tiempo.  
¿Cómo llegan los chicos a la ONG? A través de una autoridad de niñez competente. Aldeas Infantiles tiene la guarda provisoria de esos chicos/as, hasta tanto el juez o secretaría decida. Como primera medida, siempre en red con las estás últimas y la familia biológica, intentan revertir la situación que produjo la separación inicial. Si no se logra, los niños/as permanecen en las aldeas hasta que se vuelven sujetos autónomos e independientes. Aún cuando cumplan la mayoría de edad, Aldeas sigue en contacto con estos jóvenes para ayudarlos a abrirse camino en el mundo.

A junio de 2007, 95 países con programas de fortalecimiento de familias: 39 en Africa, 17 en Asia, 20 en Europa y 19 en Latinoamérica, beneficiando a un total de 97.000 NN, explican en su web. Estiman que, alrededor del globo, existen más de 5000 madres SOS que han ayudado a casi 40 mil chicos y chicas a independizarse. Dentro de Argentina trabajan con más de 1000 niños, niñas y jóvenes.

En un mundo complejo como el nuestro, donde la guerra o el hambre absorben familias enteras, Aldeas se comporta como un escudo protector. Es un recordatorio que no sólo somos quienes somos por nosotros mismos, sino también por nuestras familias. 


Por Florencia Soledad Gatell

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