Bullying es sinónimo de violencia, y proviene de la palabra inglesa Bully (intimidación). Hay múltiples formas en las que puede manifestarse, desde la violencia física hasta el hostigamiento psicológico de una persona a otra. Son múltiples también los ámbitos donde puede ejercerse, y uno de ellos, es la escuela. ¿Por qué existe violencia escolar entre pares?
Florencia
tenía 12 años. Sí, tenía. Hace menos de un año, su muerte
convulsionó a la ciudad de Villa María. Una noche, decidió
quitarse la vida a punta de pistola. Primero sus padres y después la
sociedad toda quedó conmovida por la muerte de la adolescente. En el
muro de su Facebook, cientos de mensajes atribuían la decisión de
Flor como consecuencia de un ámbito escolar que la obligaba a
sentirse fuera de los parámetros de belleza que sus compañeros
(influenciados por los “moldes” sociales, sin dudas) imponían.
Sin embargo, de la palabra Bullying se habló poco. Casi nada. De
violencia escolar, tampoco.
Bullying:
víctimas y victimarios
En
una situación de Bullying, hay tres sujetos principales: la víctima,
el Bullie (podríamos llamarlo, el victimario) y el grupo de
cómplices de éste último, que lo reconoce como un “líder” y
responde a sus prácticas, ideadas y ejecutadas por él. Las formas
de violencia escolar pueden ser variadas: violencia física,
hostigamiento psicológico, manipulación social, intimidación,
exclusión social, amenazas, entre otras. Sin embargo, todas las
formas tienen un objetivo común: amedrentar, intimidar a la víctima
para excluirlo o bloquearlo socialmente.
Quien
es víctima del Bullying experimenta diferentes síntomas, entre
ellos: bajas en sus calificaciones, aislamiento, tristeza, depresión,
resistencia a asistir al colegio, evita comentar los sucesos de su
día escolar. El suicidio es la consecuencia más grave, y se conoce
como Bullycide, la autoeliminación provocada por el peso de la
violencia sufrida durante un cierto lapso de tiempo, de manera
constante. Pero, también el Bullie es una víctima de problemáticas
sociales: la violencia en el hogar, la falta de una figura de
autoridad en el entorno de la familia, la necesidad de aumentar su
autoestima, la satisfacción de sentirse reconocido o “respetado”.
Lo importante, es reconocer no sólo cuando niños o adolescentes
pueden ser posibles víctimas de Bullying, si no también cuándo
pueden ser ellos quienes lo ejerzan sobre otros.
El
testimonio de una mamá
“Mi
hijo peleaba y golpeaba en el colegio. En ese momento, tenía 13
años. Hacía muy poco tiempo había ingresado a esa escuela. Desde
la institución me llamaban y yo no lo podía creer que tuviese esos
comportamientos: pegar, insultar, escupir… Pero la escuela nunca me
dijo que sus compañeros lo llamaban ‘Pan Triste”, por el dibujo
animado, como forma de burla. Expliqué eso en el colegio, nunca me
acompañaron en nada. Él empezó a tener convulsiones, estuvo bajo
tratamiento neurológico y psiquiátrico. Busqué mucha ayuda, en
Pergamino hay pocos especialistas. Ahora está bien, pero perdió
mucho, fueron dos años completos de su etapa adolescente. Está
terminando la escuela en el nocturno, pero ese episodio lo marcó
mucho. Yo no lo escuchaba, porque no sabía ni me daba cuenta de lo
que estaba ocurriendo. La psiquiatra, a la cual asistíamos dos veces
por semana, me aconsejó que lo retirara inmediatamente de esa
escuela. De sus compañeros, tiene dos amigos, que no lo molestaban.
Ellos no lo defendían, pero al menos no lo molestaban. Por ellos,
después me enteré de las “campañas” de despretigio que sufría
mi hijo en el colegio. Muchas veces me siento llena de culpa, pero
pido por favor que se difunda y se concientice sobre la violencia
escolar, sobre el bullying. Porque lo que sufrió mi hijo era
Bullying, sólo que yo no fui capaz de reconocerlo. Y en la escuela,
¿tampoco?”.*
Cyberbullyng:
violencia 2.0
El
cyberbullying, por su parte, contribuye a que, a las prácticas de
violencia ejercidas dentro de la escuela, sean alimentadas o
continuadas en las redes sociales, principalmente: mensajes
difamatorios, fotos “escrachadoras” o frases que desprestigian a
la persona/víctima: por su color de piel, por su desempeño escolar
(generalmente, a quienes obtienen buenas calificaciones o son
“destacados” alumnos), por particularidades corporales, y en
menor caso, por diferencias ideológicas. Ni los maestros o
directivos escolares ni los padres pueden girar la cabeza y mirar
hacia otro lado, asumiendo y clasificando al bullying como una mera
“pelea” entre pares. El Bullying es violencia pura, y tanto el
niño víctima como quien lo ejerce, deben ser atendidos y
contenidos. Ambos, por igual, son víctimas de la violenta convulsión
social en la que vivimos.
*Testimonio
de M.C, quien envió su mensaje a través de nuestra fan page de
Facebook
por Clara Trillini
No hay comentarios:
Publicar un comentario