A pocos días del comienzo de un nuevo ciclo lectivo, Proyecto Pura Vida invita a las familias a reflexionar y a dar valor al roll que cada una de las instituciones tiene dentro de la educación de nuestros hijos.
El acompañamiento
de los padres durante el aprendizaje escolar de los niños, es
fundamental para el desarrollo de sus capacidades y potencialidades.
A veces los adultos no se dan cuenta de que ellos necesitan más
atención y dedicación de la que generalmente les otorgan. ¿Falta
de responsabilidad, de conciencia o de ganas?
En el siglo XXI los
principales agentes de socialización de los niños son la Familia,
la Escuela y los Medios de Comunicación. Independientemente de la
medida en que éstos influyen en ellos, la Familia es en forma
indiscutida la más importante.
La Familia es el
lugar de donde venimos, quien nos transmite los primeros
conocimientos sobre el mundo exterior, quien nos inculca los valores
y creencias que determinarán nuestra personalidad y quien además
nos enseña las costumbres de la Sociedad en la que vivimos.
Así como la Familia
es determinante en la formación del ser humano, también lo es la
Escuela y también lo son los Medios, y por eso es importante que
esta tres Instituciones no se desconozcan. Lo ideal, sería que
estuvieran en permanente articulación, pero resulta elemental que la
Familia tenga siempre en cuenta que es la responsable del niño que
está criando.
Hay
papás que depositan en la Escuela toda la responsabilidad en la
Educación de sus hijos, pero de nada sirve que el niño aprenda
contenidos, memorice fechas y cumpla con cada uno de los objetivos
curriculares si luego en su casa no encuentra la contención y la
atención necesaria para transcurrir con éxito sus pasos por la
Escuela.
Sus
papás fueron la primera ventana al mundo, y necesitan que ellos los
acompañen firmemente en la etapa escolar, donde el niño deja de ser
el centro de atención de su núcleo familiar y pasa a compartir a
sus maestros con muchos otros chicos de su misma edad. El vínculo
afectivo y de seguridad que ha creado con sus padres, le hacen sentir
la necesidad de ser reconocidos, de que están creciendo y
aprendiendo y que sus padres estén orgullosos por eso. Necesitan
saber que se preocupan por ellos, que sus logros son festejados, y
los fracasos de igual forma lamentados, pero siempre entendiendo que
los buenos y malos resultados son parte del aprendizaje, de la prueba
y del error, al igual que cualquier juego de ingenio, o al igual que
en los deportes.
Luego
del trabajo de Aula, el niño sabe que debe “hacer la tarea” en
su casa, repasar lo aprendido durante el día y realizar nuevos
ejercicios, y seguramente los haga, bien o mal, pero él va a estar
esperando que sus padres le pregunten cómo les fue en la Escuela,
que le consulten con un interés genuino cómo le fue ese día, cómo
le fue con sus compañeros, qué hicieron y qué dejaron de hacer, o
cuál es su opinión de lo que paso ese día en la Escuela.
Este
interés por parte de sus papás, y el incentivo a expresarse y a
seguir aprendiendo, es lo que va a garantizar un mejor desempeño
áulico, porque así los niños van a estar más estimulados y de
esta manera perderán el miedo a expresar sus ideas y a no sentir
vergüenza de lo que los demás opinen de ellos.
Los
papás tienen que estar presentes, no para indicarles arbitrariamente
el camino que ellos consideran mejor, o para calificar, premiar o
castigar, sino para guiarlos durante este proceso, para que se
sientan firmes y seguros durante su formación como seres humanos
libres y responsables de sus actos. Cuanto más disfruten los niños
del aprendizaje que realizan día a día, tanto mayor será el éxito
de su paso por la Escuela y las elecciones futuras que marcarán el
destino de su vida.
por Luciana Betteto
No hay comentarios:
Publicar un comentario