#PuraVidaVerde
El suelo, o sustrato, es el elemento estrella de nuestra huerta, ya que las plantas se alimentan de nutrientes minerales que hay en la tierra, por lo que cuanto mejor sea el suelo, mejor alimentadas van a estar nuestras plantas y van a producir mucho más. En las ciudades, los suelos suelen estar deteriorados por efecto de la contaminación y contacto con distintos materiales (inorgánicos) que le quitan sus nutrientes. Por eso, para mejorar el suelo de nuestra huerta tenemos a disposición diversas técnicas agroecológicas que permiten enriquecer la tierra.
El abono es la transformación de los restos orgánicos en
tierra negra y esponjosa que será el alimento para las plantas. Un buen
abono puede ser creado por nosotros
mismos, con residuos orgánicos tales como cáscaras de huevo, restos de frutas y
verduras, cenizas de madera, etc. Una buena técnica es echarlos en la tierra y
luego regar la zona para lograr una buena humedad en el suelo. También, se
puede hacer compost.
El compost es un abono 100% natural muy rico en nutrientes
obtenido por un proceso biológico que realizan microorganismos aeróbicos (es
decir que necesitan la presencia de oxígeno para vivir), bajo condiciones de
humedad, temperatura y aireación controladas de transformación de nuestros
residuos orgánicos. En nuestras casas puede realizarse composteras con los
materiales que tengamos a disposición, desde listones de madera, tallos de
pintura, que funcionen como contenedores donde se verterán los residuos
orgánicos, mezclados con tierra y lombrices. Además de enriquecer nuestro suelo
contribuye a reducir nuestra basura diaria.
Lo más importante es la correcta selección de los materiales para descomponer (tipo: líquidos, secos y cantidad). Cuando el compost está en su etapa de maduración, la incorporación de lombrices rojas californianas permite la conversión de ese abono en lombricompuesto, o humus de lombriz, un sustrato con mayores propiedades nutritivas.
Otra técnica para enriquecer el suelo es la organoponia, que permite crear un suelo fértil mediante el agregado de abonos
orgánicos. Al igual que para la
compostera, la organoponia pueden realizarse en canteros con diversos
materiales como maderas, piedras, ladrillos o bloques de concreto o utilizarse
macetas, envases, bateas, tarimas, bolsas y caños. Para utilizar esta técnica
en nuestra huerta, es fundamental la utilización de un buen sustrato y
planificar el cultivo de nuestras especies. Un buen sustrato aportará
nutrientes a las plantas, retendrá las cantidades necesarias de agua y drenará
el exceso de humedad. La receta del INTA para lograrlo es: Mezclar 1 parte de
tierra negra, 3 partes de abono orgánico maduro, 1 parte de arena gruesa,
viruta o cascarilla de arroz.
Ambos compuestos pueden mezclarse con la tierra fértil de
nuestra huerta. También pueden ser incluidos luego para ayudar a su
crecimiento. Así, nuestro suelo se enriquecerá de nutrientes y nuestras plantas
estarán listas para dar frutos.
Click acá para Manos a la Huerta Parte 1
Click acá para Manos ala Huerta Parte 2
Por Paula Lucero para Pura Vida ONG
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