Este año, donde la población superó los 7 billones de habitantes, el Secretario General de la ONU, Ban Ki-Moon pidió la ayuda de personas con influencia para lograr el empoderamiento de la juventud.
Hoy en la Argentina
900.000 jóvenes no estudian ni trabajan, difunde Las Tunas ONG en su
sitio web. Es más, en la Provincia de Buenos Aires hay 150.000 menores de 18
años que se encuentran en situación de calle o de vulnerabilidad extrema y que
reciben -o deberían recibir- asistencia del estado provincial.
Desde 2002, la organización
trabaja en el barrio que le dio nombre, ubicado en Tigre (Bs.As), brindando
diferentes oportunidades. Su misión es la potenciar la capacidad de cada
habitante de esta comunidad, ya sea por medio de becas de estudio, talleres
artísticos vinculados a la música, su biblioteca o programas de enseñanza en
salud.
Con estas actividades
llegaron a que más de 10.000 vecinos. Además, desde 2009, cada año 350 niños,
jóvenes y sus familias asisten a los programas.
¿Por qué Las Tunas?
El lugar nació de un
loteo donde muchos trabajadores compraron sus terrenos en cuotas, por la
cercanía a empresas que ofrecían trabajo. Con tiempo y paciencia consiguieron
edificar sus casas durante los fines de semana.
Las Tunas ONG comenzó
a trabajar con ellos en 2002 por considerar esta localidad como una pequeña
muestra de nuestro país. En los 90 los alrededores de la zona se poblaron de
barrios privados. De algún modo, los desafiaron a crear puentes entre vecinos y
entre barrios vecinos (barrios pobres y ricos que ocupan un mismo territorio),
según afirman en su web.
Desde Proyecto Pura Vida
sabemos cuán difícil es unir los extremos, generar conciencia, para llegar a la
herramienta más eficiente de todas: la acción. Por eso apoyamos esta
iniciativa, así como la de ONU en 2011, cuando se generó una campaña para
celebrar la cifra de 7 billones. ¿En qué consistió? Básicamente, en hacer uso
de esta cantidad de personas para solucionar la creciente pobreza y desigualdad
social, por medio de acciones concretas.
Si cada habitante argentino
pusiera un granito de arena, un ladrillo, un peso, una hora, un oído, un abrazo
y un sí a cada persona que recibe un no arriba de un tren o en la mitad de la
calle, seguramente los puentes empezarían a verse.
Por Florencia Soledad Gatell para Proyecto Pura Vida
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