Mi vida siempre estuvo rodeada de libros. Con padres, tíos y demás familiares ejerciendo la docencia era muy fácil tener un libro al alcance de la mano. Cuando era niña, entre los compañeros de trabajo de mi mamá tenían una hermosa tradición: regalar libros a los hijos de los docentes; cada participante le regalaba un libro a otro hijo y siempre se iba cambiando el nombre del destinatario. En una ocasión, cuando tenía 12 años me regalaron un libro que por su nombre me llamó la atención: “En el tiempo de las mariposas”.
Me acuerdo de su tapa: grandes letras azules, con tipografía tosca y una hermosa mariposa que se posaba sobre el nombre de la autora, Julia Álvarez. Recuerdo que leía ese libro antes de irme a dormir, tapada en mi cama con un cubrecamas rojo. No recuerdo toda su trama en detalle, pero lo que si retengo, lo que se hace presente en mi memoria cada vez que escucho su nombre es que se trató del primer libro que me hizo llorar. No sólo recuerdo mis ojos llenos de lágrimas, que literalmente me nublaban la vista, a medida que las páginas avanzaban. También recuerdo aún hoy y con dolor en el pecho el llanto desgarrador que acompañó el final del libro y de las hermanas Mirabal.
Unos años después empecé a escuchar cada vez más seguido el nombre del libro: comentarios, el lanzamiento de una película y así, sin querer, las mariposas comenzaron a revolotear de nuevo en mi mente. Como quien arma un rompecabezas empecé a construir y a conocer la historia que estaba detrás de ese libro. De esta manera, la inocencia de la mirada y de las lágrimas con las que tuve mi primer acercamiento se resignificaron al completar esta novela con el contexto político en el que se desencadenó la vida, lucha y muerte de Patria, Minerva y María Teresa Mirabal.
El pasado lunes se conmemoró una vez más el Día Internacional de la Violencia contra la
Mujer, designado así desde 1999 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en reconocimiento a la lucha de estas tres mujeres en contra de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, en República Dominicana. Ayer me fui a dormir, como todas las noches, escuchando radio. En uno de los programas que suelo utilizar para conciliar el sueño hablaron sobre el sentido de este día, recitaron poesías de denuncia en contra de la violencia de género. Por supuesto hablaron de las mariposas.
Hoy me desperté, me senté frente a mi computadora y escribí esto… yo también necesitaba recordarlas.
Por Ileana Alonso.
Sencillamente hermoso y emocionante homenaje.....
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