martes, 31 de marzo de 2020

Mi Camino como Voluntario


“La mejor manera de encontrarse a uno
 mismo es perderse en el servicio a otros”.
Mahatma Gandhi.



Una posibilidad de poner en práctica los conocimientos adquiridos para una buena causa. Un compromiso renovado todos los meses para cada nota. Una perspectiva novedosa para mirar la sociedad. Un aprendizaje de valores. Una revelación de herramientas para la vida. Una lección acerca de perseverancia y solidaridad. Un nuevo acercamiento a las palabras empatía e igualdad. Un sentimiento de pertenencia con un proyecto que llega con la bandera de la acción social a muchas personas. Una sensación de alegría desbordando del pecho luego de terminar el contacto con cada iniciativa. Una complicada pero agradable tarea de poder poner en palabras todas las prácticas e historias vivenciadas o escuchadas… Todas estas cosas representan mi camino como voluntario de Proyecto Pura Vida.

Escribo en este blog desde mediados del año pasado. Elegí este espacio porque me gustaron las iniciativas que llevan a cabo y la modalidad de trabajar en red con otras organizaciones y visibilizarlas. Además, podía comprometerme con la dinámica de trabajo dentro de mis posibilidades. No tuve experiencias como voluntario anteriormente, por lo que comenzar a realizar estas actividades fue una manera de profundizar una perspectiva social que consideraba incompleta. Intervenir activamente y colaborar desde mi lugar me hace ver con otros ojos lo que pasa a mi alrededor cotidianamente.

Llevarme cada proyecto e historia y poder plasmar esos esfuerzos en los textos no sólo se trata de visibilizar las iniciativas para mí, sino de generar un vínculo de empatía genuino. Por esa razón siempre trato de poder ir a los lugares de intervención de las organizaciones o a entrevistar personalmente al protagonista de la nota. El resultado de esos encuentros son charlas mágicas e interesantísimas. En la vuelta a casa siempre me acompaña la sonrisa como señal de haber aprendido algo nuevo y haber pasado un grato momento.

Como podrán leer, no sólo se trata de colaborar con dar a conocer las distintas acciones solidarias o las historias de vida. En mi opinión, ser voluntario no es solamente dar sin obtener nada a cambio. El enriquecimiento interno y la satisfacción que adquiero cada vez que doy una mano me lo demuestra. Este duro período que nos toca vivir como sociedad, en el cual la pandemia del COVID-19 desnuda las desigualdades en nuestra comunidad, nos desafía a reforzar la conciencia solidaria. Contribuir con el otro desde nuestras posibilidades, apoyar una causa honesta y cuidar nuestro planeta son acciones que llenan el corazón. Es un ida y vuelta. Ayudar genera sonrisas. Y las sonrisas son espejos.


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