“La mejor manera de encontrarse a uno
mismo es perderse en
el servicio a otros”.
Mahatma Gandhi.
Una posibilidad de poner en práctica los conocimientos
adquiridos para una buena causa. Un compromiso renovado todos los meses para
cada nota. Una perspectiva novedosa para mirar la sociedad. Un aprendizaje de
valores. Una revelación de herramientas para la vida. Una lección acerca de
perseverancia y solidaridad. Un nuevo acercamiento a las palabras empatía e
igualdad. Un sentimiento de pertenencia con un proyecto que llega con la
bandera de la acción social a muchas personas. Una sensación de alegría desbordando
del pecho luego de terminar el contacto con cada iniciativa. Una complicada
pero agradable tarea de poder poner en palabras todas las prácticas e historias
vivenciadas o escuchadas… Todas estas cosas representan mi camino como
voluntario de Proyecto Pura Vida.
Escribo en este blog desde mediados del año pasado. Elegí
este espacio porque me gustaron las iniciativas que llevan a cabo y la
modalidad de trabajar en red con otras organizaciones y visibilizarlas. Además,
podía comprometerme con la dinámica de trabajo dentro de mis posibilidades. No
tuve experiencias como voluntario anteriormente, por lo que comenzar a realizar
estas actividades fue una manera de profundizar una perspectiva social que
consideraba incompleta. Intervenir activamente y colaborar desde mi lugar me
hace ver con otros ojos lo que pasa a mi alrededor cotidianamente.
Llevarme cada proyecto e historia y poder plasmar esos
esfuerzos en los textos no sólo se trata de visibilizar las iniciativas para
mí, sino de generar un vínculo de empatía genuino. Por esa razón siempre trato
de poder ir a los lugares de intervención de las organizaciones o a entrevistar
personalmente al protagonista de la nota. El resultado de esos encuentros son
charlas mágicas e interesantísimas. En la vuelta a casa siempre me acompaña la
sonrisa como señal de haber aprendido algo nuevo y haber pasado un grato
momento.
Como podrán leer, no sólo se trata de colaborar con dar a
conocer las distintas acciones solidarias o las historias de vida. En mi
opinión, ser voluntario no es solamente dar sin obtener nada a cambio. El
enriquecimiento interno y la satisfacción que adquiero cada vez que doy una
mano me lo demuestra. Este duro período que nos toca vivir como sociedad, en el
cual la pandemia del COVID-19 desnuda las desigualdades en nuestra comunidad,
nos desafía a reforzar la conciencia solidaria. Contribuir con el otro desde
nuestras posibilidades, apoyar una causa honesta y cuidar nuestro planeta son
acciones que llenan el corazón. Es un ida y vuelta. Ayudar genera sonrisas. Y
las sonrisas son espejos.
Por Alfredo Recalde para Proyecto Pura Vida.
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