lunes, 25 de noviembre de 2019

Día Internacional: Eliminación de la Violecia contra la Mujer



En los años 90', la ONU estableció que el 25 de noviembre sea reconocido en todo el mundo como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. La fecha elegida es en conmemoración de las hermanas Mirabal, también conocidas como Las Mariposas, quienes fueron asesinadas el 25 de noviembre de 1960 por marcar una fuerte oposición a la dictadura de su país, República Dominicana.

Se puede afirmar sin lugar a duda que la sociedad de los 90’s en la que se implementó por primera vez este día es diferente a la de hoy. Los movimientos feministas son cada día más fuertes y logran insertar la perspectiva de género y la conciencia sobre la desigualdad entre ambos sexos en todos los ámbitos de la vida. Sin embargo, y aunque el camino recorrido traiga muchas victorias consigo, la desigualdad, la discriminación y la violencia que sufren las mujeres en todo el mundo hace que siempre sea necesario visibilizarla.

Es importante remarcar que se habla de violencia “de género” cuando la víctima es violentada de forma intencional por su sexo o por su identidad de género. Es decir, violentada por ser mujer. A la vez, resulta central comprender que hablar de la “eliminación de la violencia contra la mujer” es referirse a todo tipo de violencias. En el imaginario social muchas veces se asocia únicamente con la violencia física, pero en realidad, es una problemática multidimensional que ataca a todas las clases sociales y se manifiesta de diferentes formas.

Se puede sufrir violencia física, sexual, psicológica, económica, simbólica y social. Este tipo de violencias suelen permanecer en segundo plano por requerir menos “urgencia”, pero al ser multidimensional, en realidad todo se relaciona. Una mujer puede soportar una vida entera de vulneraciones y discriminación por no saber identificar que es víctima de violencia simbólica o psicológica, así como puede permanecer hasta su muerte en un hogar donde es golpeada por depender económicamente del golpeador.

Muchas veces, lo que falta es poder identificar la problemática. En el mundo hay 50,5 % de hombres y un 49,5 % mujeres (según la CIA y las Naciones Unidas en 2019) y las mujeres son minoría en todos los ámbitos profesionales y educativos. Esto se debe a la falta de oportunidades equitativas y al famoso concepto del “techo de cristal”: un límite invisible que impide el crecimiento social y profesional de las mujeres. En un día como hoy vale recalcar que esto también es violencia. La disparidad salarial, el trabajo doméstico no remunerado, la maternidad como destino impuesto, la discriminación o la inseguridad de las calles que se triplica al ser mujer, son vulneraciones que se viven todos los días y es necesario identificarlas y nombrarlas para luego poder combatirlas.

Todo este tipo de violencias conforman una larga cadena de eslabones, que se sufren por el hecho de ser mujer (y ahí yace el diferencial que hace que sea "de género"). En el final de dicha cadena, está la muerte. En agosto del 2019, El Observatorio de Femicidios del Defensor del Pueblo de la Nación dio a conocer que en Argentina, muere una mujer cada 28 horas en manos de un varón violento. No se incluyen accidentes, ni robos, ni choques de tránsito, solo se incluyen las muertes en manos de un hombre violento que mata a una mujer por el hecho de ser mujer.

Resulta poco creíble que habiendo un asesinato de género cada 28hs, haya que estar legitimando las luchas y pidiendo que se escuche el reclamo. Si se habla de una larga cadena de eslabones, si se habla de una problemática multidimensional, quiere decir que el primer paso a dar es atacar a los primeros eslabones. El objetivo de este día no es solamente visibilizar la violencia machista y el sistema patriarcal que asesina a las mujeres, sino reclamar por políticas públicas que prevengan y combatan lo que hoy es una realidad mortífera.  Es imprescindible que la perspectiva de género abarque todos los aspectos de la sociedad: en el trabajo, en los hogares, en las relaciones, y sobre todo y fundamentalmente, en los establecimientos educativos.

Es un buen punto de partida poder reconocer todos los tipos de violencia de género y replantearse si alguna vez fueron parte o testigos, y si así fuera, accionar en contra de eso. Lo que no se nombra, lo que no se identifica, no existe, y eso es justamente lo que sucede con la violencia contra la mujer: todavía está en las sombras y por eso necesita que el grito sea fuerte y claro.


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