Un artículo de reflexión sobre la educación inclusiva...
El cambio de paradigma en la educación exige, ante todo, la iniciativa de la acción del Estado, que no sólo implementa las políticas de cambio, sino que asigna los recursos (humanos y técnicos) necesarios para lograr una escuela común a todos los niños, derribando así la clasificación entre niños “normales” y “especiales”.
En Argentina, como en muchos otros
países, el sistema educativo plantea a la enseñanza para niños y
adolescentes con capacidades diferentes como una “modalidad” de
la educación general. De este modo, existen escuelas “regulares”
y escuelas “especiales”. Sin embargo, esta categorización no
sólo es aplicada hacia un edificio (la escuela) sino que también
esta separación recae sobre niños: niños “normales” y niños
“especiales”.
Desde hace una década (y algo más) la
educación comenzó a replantearse esta segregación de modalidades
de la educación formal. A principios de los ’90, fue la UNESCO
quien realizó numerosos informes acerca de las políticas públicas
en materia educativa que debían revisarse para comenzar la
integración de “niños discapacitados” (Danielle Van Steenlandt,
1991).
¿Debe hablarse de “integración” o
más bien de “inclusión? Sabemos que ambos términos apuntan hacia
diferentes acepciones. Sin embargo, pueden fusionarse para, en fin,
dar cuenta de un proceso necesario para que no existan categorías en
la educación. Ni de escuelas, ni mucho menos de niños. Integrar
significa “constituir un todo con las partes. Que alguien forme
parte de ese todo”. A su vez, incluir hace referencia a “poner
algo dentro de otra cosa, dentro de sus límites1.
Entonces se plantearía así la inclusión de los niños con
capacidades diferentes a la “escuela regular” para que sean
partes de esa “educación común”.
La acción estatal
En su libro, Van Steenlandt, explica
cuáles son los factores positivos para la vida cotidiana de los
niños con capacidades diferentes que proporciona la asistencia a la
“escuela regular”:
- La escuela “ordinaria” es el mejor entorno
- La educación en clases regulares proporciona una enseñanza diferenciada/compensatoria pero que no tiene el carácter recuperador/rehabilitador de la “educación especial”.
- No se emplean “etiquetas”: en el aula todos los alumnos son diferentes, y cada uno tiene necesidades específicas que deben atenderse.
- La integración normaliza la vida del niño, dándole condiciones de igualdad, atendiendo a su desarrollo personal con ayudas pedagógicas especializadas.
Para alcanzar estas condiciones
integradoras, la acción del Estado en el área educativa es
esencial, al menos en tres áreas:
- Programas de atención temprana: la aplicación en otros países ha demostrado que estos programas son eficaces, porque los niños mejoran sus capacidades cognitivas y de adaptación.
- Especialistas: la participación integral de profesionales asegura que los niños tengan atención médica y rehabilitación adecuada a sus necesidades.
- Recursos: es necesaria la inversión en equipamientos escolares (material didáctico, por ejemplo) y capacitación del personal docente.
La “educación especial” en
Argentina
En el Anuario Estadístico 2010
realizado por el Ministerio de Educación en nuestro país, la
sección “modalidad especial” respecto a las cifras del sistema
educativo, arroja los siguientes resultados (las cifras corresponden
tanto a escuelas públicas como colegios privados):
-En números de establecimientos
(escuelas) existen 1.095 de nivel inicial, 1.455 en nivel primario y
486 de nivel secundario. Además, existen 751 talleres de educación
integral.
-El número total de alumnado es de
102.793. El 41,8% son mujeres. De los talleres de educación integral
participan 20.306 alumnos (el porcentaje de mujeres es el mismo:
41,8%)
-45.181 alumnos han sido integrados a
la “escuela común” o de adultos.
-Del total de alumnado, las capacidades
diferentes de ellos son: ceguera (888), disminución visual (2.240),
sordera (1.169), hipoacusia (2.154), retraso mental (22.146), motora
pura (900), neuromotora (2.281), trastornos generales de desarrollo
(2,745), dificultades de aprendizaje (6.256). Mientras, 1.101 alumnos
tienen más de una discapacidad.
En la siguiente foto, puede observarse
cómo están distribuidas en el territorio argentino las “escuelas
especiales” según el nivel educativo (educación temprana,
inicial, primario y secundario).
Como reflexión, Pura Vida te invita a
que compartas con nosotros, acá en el blog tu perspectiva sobre la
integración de todos los niños a una “escuela común”, sin
categorías. Sin etiquetas.
1
Definiciones según la 21° edición del diccionario de la Real
Academia Española.
por Clara Trillini
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