miércoles, 19 de septiembre de 2012

¿El fin de las escuelas "especiales”? - El paradigma educativo anti-segregacionista

Un artículo de reflexión sobre la educación inclusiva... 

El cambio de paradigma en la educación exige, ante todo, la iniciativa de la acción del Estado, que no sólo implementa las políticas de cambio, sino que asigna los recursos (humanos y técnicos) necesarios para lograr una escuela común a todos los niños, derribando así la clasificación entre niños “normales” y “especiales”.



En Argentina, como en muchos otros países, el sistema educativo plantea a la enseñanza para niños y adolescentes con capacidades diferentes como una “modalidad” de la educación general. De este modo, existen escuelas “regulares” y escuelas “especiales”. Sin embargo, esta categorización no sólo es aplicada hacia un edificio (la escuela) sino que también esta separación recae sobre niños: niños “normales” y niños “especiales”.

Desde hace una década (y algo más) la educación comenzó a replantearse esta segregación de modalidades de la educación formal. A principios de los ’90, fue la UNESCO quien realizó numerosos informes acerca de las políticas públicas en materia educativa que debían revisarse para comenzar la integración de “niños discapacitados” (Danielle Van Steenlandt, 1991).

¿Debe hablarse de “integración” o más bien de “inclusión? Sabemos que ambos términos apuntan hacia diferentes acepciones. Sin embargo, pueden fusionarse para, en fin, dar cuenta de un proceso necesario para que no existan categorías en la educación. Ni de escuelas, ni mucho menos de niños. Integrar significa “constituir un todo con las partes. Que alguien forme parte de ese todo”. A su vez, incluir hace referencia a “poner algo dentro de otra cosa, dentro de sus límites1. Entonces se plantearía así la inclusión de los niños con capacidades diferentes a la “escuela regular” para que sean partes de esa “educación común”.

La acción estatal

En su libro, Van Steenlandt, explica cuáles son los factores positivos para la vida cotidiana de los niños con capacidades diferentes que proporciona la asistencia a la “escuela regular”:
  1. La escuela “ordinaria” es el mejor entorno
  2. La educación en clases regulares proporciona una enseñanza diferenciada/compensatoria pero que no tiene el carácter recuperador/rehabilitador de la “educación especial”.
  3. No se emplean “etiquetas”: en el aula todos los alumnos son diferentes, y cada uno tiene necesidades específicas que deben atenderse.
  4. La integración normaliza la vida del niño, dándole condiciones de igualdad, atendiendo a su desarrollo personal con ayudas pedagógicas especializadas.
Para alcanzar estas condiciones integradoras, la acción del Estado en el área educativa es esencial, al menos en tres áreas:
  1. Programas de atención temprana: la aplicación en otros países ha demostrado que estos programas son eficaces, porque los niños mejoran sus capacidades cognitivas y de adaptación.
  2. Especialistas: la participación integral de profesionales asegura que los niños tengan atención médica y rehabilitación adecuada a sus necesidades.
  3. Recursos: es necesaria la inversión en equipamientos escolares (material didáctico, por ejemplo) y capacitación del personal docente.
La “educación especial” en Argentina
En el Anuario Estadístico 2010 realizado por el Ministerio de Educación en nuestro país, la sección “modalidad especial” respecto a las cifras del sistema educativo, arroja los siguientes resultados (las cifras corresponden tanto a escuelas públicas como colegios privados):
-En números de establecimientos (escuelas) existen 1.095 de nivel inicial, 1.455 en nivel primario y 486 de nivel secundario. Además, existen 751 talleres de educación integral.
-El número total de alumnado es de 102.793. El 41,8% son mujeres. De los talleres de educación integral participan 20.306 alumnos (el porcentaje de mujeres es el mismo: 41,8%)
-45.181 alumnos han sido integrados a la “escuela común” o de adultos.
-Del total de alumnado, las capacidades diferentes de ellos son: ceguera (888), disminución visual (2.240), sordera (1.169), hipoacusia (2.154), retraso mental (22.146), motora pura (900), neuromotora (2.281), trastornos generales de desarrollo (2,745), dificultades de aprendizaje (6.256). Mientras, 1.101 alumnos tienen más de una discapacidad.
En la siguiente foto, puede observarse cómo están distribuidas en el territorio argentino las “escuelas especiales” según el nivel educativo (educación temprana, inicial, primario y secundario).


Como reflexión, Pura Vida te invita a que compartas con nosotros, acá en el blog tu perspectiva sobre la integración de todos los niños a una “escuela común”, sin categorías. Sin etiquetas.



1 Definiciones según la 21° edición del diccionario de la Real Academia Española.

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