martes, 6 de febrero de 2018

Parto Respetado: Que lo esencial no sea invisible a los ojos

PARA CAMBIAR EL MUNDO 
HAY QUE CAMBIAR LA MANERA DE NACER
Michel M. Odent, obstetra.



Hace poco conversé con un conocido acerca de la violencia obstétrica. Me sorprendió lo poco que sabía del tema, y la falta de conocimiento acerca de las leyes que defienden sus derechos, los de todas las mujeres gestantes y los del bebé. Por eso, quiero contarte un poco sobre este tópico, para que empecemos a hablar de este tema, para que desnaturalicemos esas situaciones que son “normales” pero violatorias de los derechos humanos. Hoy, hablemos de violencia obstétrica.

Hablar de violencia obstétrica nos empodera, nos visibiliza, nos hace mejores como sociedad, ¿por qué? Porque cuidamos ese momento en el que llegamos a este mundo, reconociendo los derechos de la madre como mujer y sujeto de derechos, y del recién nacido.

Pero, ¿qué es la violencia obstétrica? Esta violencia afecta a la mujer y a su bebé durante el embarazo, el parto y el postparto. Se manifiesta mediante prácticas, conductas, acciones y omisiones, que el personal de salud ejerce de manera directa e indirecta, en el ámbito público y privado, sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres.

Para evitarla, prevenirla y erradicarla, hay leyes que nos protegen. La ley de Parto Respetado y la ley 25.929 de Protección Integral para la erradicación de la violencia contra las mujeres, tienen un fuerte foco sobre el tema que nos interesa hoy.

Hablar de Violencia Obstétrica es reconocer diversas situaciones de humillación, violencia y degradación que podemos sufrir las mujeres al momento de realizar una consulta o parir (o en el post-parto) y reclamar derechos que son contemplados tanto en las leyes nacionales como en los tratados y convenciones internacionales, incluyendo recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.

La Ley 25.929 de Parto Humanizado promueve y defiende los derechos de la madre y su bebé durante el proceso del nacimiento. Esta ley y su decreto reglamentario N° 2035/2015 garantiza un espacio familiar donde madres, padres y bebés sean los protagonistas y el nacimiento se desarrolle de la manera más natural posible, a razón de las necesidades y deseos de cada familia.


Este tipo de violencia se puede dar en distintos espacios, como en la sala de parto, durante la consulta, en la recepción, en la sala de espera; y tiene diferentes formas: el trato humillante, el abuso de medicalización, la patologización, el abandono de persona y hasta la violencia física. Puesto así, parece algo irrisorio, “nadie trataría mal a una embarazada”, pensamos. Pero, ¿cuántas veces escuchaste que las dejan solas en un pasillo durante una o más horas? Eso es abandono de persona. Seguramente, habrás escuchado o vivido el famoso “suerito”, un goteo que te colocan sin explicarte qué es; ahí hablamos de medicalización. La idea de vivir un embarazo desde el lugar de paciente, donde no hay respeto por la identidad de esa madre, ahí se visualiza la patologización innecesaria. El trato humillante es lo más sutil, pero lo más fuerte son frases como “no grites que no es para tanto”, “o yo te mando a cesarea porque sos una pesada”, son recurrentes (por no mencionar otras más subiditas de tono). Y en cuanto a la violencia física… sí, ocurre, muchas veces las mujeres somos atadas.

Seguro pensás que esto puede no ocurrirte a vos, y que hasta es una locura que ocurra, pero pasa. Es real. La violencia obstétrica existe y es la primera que recibimos al nacer. En un mundo donde trabajamos por la paz, nos reciben con una guerra. Somos mal-venidos.
Para cambiar esto, para combatir y erradicar la violencia obstétrica, tenemos que tener herramientas. Las leyes están, sólo falta que vos las conozcas y hagas valer tus derechos.

Toda mujer embarazada, tiene derecho a:
  • Ser informada sobre las distintas intervenciones médicas que pueden tener lugar durante el parto y postparto.
  • Participar activamente de las decisiones que se tomen.
  • Ser considerada persona sana y protagonista de su parto.
  • Un parto respetuoso de los tiempos biológicos y psicológicos, evitando prácticas invasivas y suministro injustificado de medicación.
  • Ser informada sobre la evolución de su parto, el estado de salud de su bebé.
  • No ser sometida a ningún examen o intervención cuyo propósito sea de investigación, sin su consentimiento.
  • Ser acompañada por una persona de su confianza durante el trabajo de parto, parto y postparto.
  • Tener a su lado a su bebé, siempre que el recién nacido no requiera de cuidados especiales.

La Organización Mundial de la Salud, recomienda: 
  • Permitir que las mujeres tomen decisiones acerca de su cuidado.  Acompañamiento continuo durante el trabajo de parto y parto.
  • Libertad de movimiento y posición durante el trabajo de parto y parto. 
  • No hacer episiotomía de rutina.
  • No hacer rasurado y enema de rutina. 
  • No hacer monitoreo fetal electrónico de rutina.
  • Permitir toma de líquidos y alimentos en el trabajo de parto. 
  • Restringir el uso de oxitocina, analgesia y anestesia. 
  • Limitar la tasa de cesárea al 10-15%. 
Son muchos los blogs y los sitios en internet en los que podés encontrar más info. Por cualquier consulta podés contactarte con:


Por Noyu Vega @nOyuVega para Proyecto Pura Vida

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