A la escondida, a las cocinitas, a la play, a la pelota… a
lo que sea, pero es tiempo de Jugar. Jugar es un derecho garantizado por la
Declaración de los Derechos del Niño (1959). Y para los padres jugar debe ser
una necesidad. El juego en los niños y niñas es fundamental para su desarrollo
integral, es su actividad principal y preferida. El juego los estimula, los
motiva, los interpela, los divierte, los hace partícipes, los hace felices.
La importancia de lo lúdico no se reduce únicamente a la
diversión y al entretenimiento. El juego sobre todo enseña, socializa,
construye un conocimiento del mundo para el niño, lo hace crecer, ejercita su
imaginación, le permite construir su subjetividad, le da confianza y
autoestima. Si todo este proceso de aprendizaje y exploración está acompañado
por los padres y la familia el resultado será mucho más enriquecedor y
placentero para ambos.
Los chicos a veces juagan solos y a veces con otros chicos, así transitan su tiempo. Para
algunos adultos, el tiempo es otra cosa: trabajo, estudio, dinero, etc. En el mundo moderno, el tiempo de los adultos escasea. La mayoría consideran el juego como una “pérdida de tiempo” y olvidan lo agradable y saludable que podría ser tanto a nivel físico como emocional.
Los chicos a veces juagan solos y a veces con otros chicos, así transitan su tiempo. Para
algunos adultos, el tiempo es otra cosa: trabajo, estudio, dinero, etc. En el mundo moderno, el tiempo de los adultos escasea. La mayoría consideran el juego como una “pérdida de tiempo” y olvidan lo agradable y saludable que podría ser tanto a nivel físico como emocional.
Es necesario recuperar un tiempo de jugar en medio de la
vorágine cotidiana. Generarnos ese tiempo es compartir con nuestros hijxs,
sobrinxs, nietxs y ahijadxs momentos
centrales en su desarrollo. Hablarles, sonreírles, acariciarlos, ayudarlos y
acompañar el proceso de conocer el mundo a través del juego es sumamente
importante. Hacerlo es tan crucial como ocuparnos de su alimentación y salud.

Está claro que, para los adultos, no siempre es fácil propiciar
este tiempo de jugar con los niñxs, pero con sólo media hora diaria es
suficiente para empezar. Desde Proyecto Pura Vida alentamos y celebramos que
los padres se puedan tomar un tiempo para jugar con sus hijos. No sólo será
divertido, didáctico y pedagógico para los más pequeños sino también para
nosotros.
Por Marisabel Señoraniz Buezo para Proyecto Pura Vida