Un adolescente recorre los pasillos con pisada firme y ojos
fijos al frente. Con auriculares puestos, su escucha está completamente aislada
de la muchedumbre que la rodea, y su paso no se ralentiza ante ningún
movimiento. Un tacto desprevenido invade su brazo, y su enfoque principal de
llegar hacia su próxima clase se desvanece. La incomodidad florece, la
respiración se acelera, los músculos del brazo se tensan y la vista se nubla.
“Soy un bicho raro. Eso es lo que dice la gente” piensa.
El chico que visualizamos, de pelos castaños y ojos
marrones, se llama Sam Gardner. Protagonista de la serie Atypical de Netflix,
Sam lidia con los conflictos de la adolescencia –la confusión de crecer, los
sentimientos románticos, las tensiones en las amistades, el autoconocimiento–,
pero con un elemento más: Sam tiene un trastorno del espectro autista.
Pero, ¿cuál sería el conflicto de un trastorno autista? Lo
cierto es que, ninguno. La serie dirigida por Seth Gordon ilustra con
excelencia que este no es un problema en sí, sino que es la percepción social
que se tiene sobre el mismo.
“A veces no sé qué quieren decir en realidad las personas y
eso me hace sentir solo, incluso cuando estoy acompañado”. Esta es una de las
primeras frases dichas por nuestro protagonista, y si en algo podemos
concordar, es cuán verídica es con respecto a la realidad.
Por más que Sam –interpretado por Keir Gilchrist– afronta
distintos problemas personales a lo largo de su historia, la mayoría de los
conflictos surgen por una falta de manejo social del trastorno. Desde sus padres hasta sus amigos, los personajes a su
alrededor no tienen conocimiento sobre ciertas características como, por
ejemplo, el rechazo al tacto o la dificultad para la expresión de los
sentimientos (cabe aclarar que estas características no ocurren de la misma
forma para todos).
A diferencia de otras películas como Rain Man de Barry
Levinson, donde el autismo se presenta erróneamente como una enfermedad que
hace imposible comunicarse, Atypical se aleja de los estereotipos y deja una
visión realista sobre la socialización entre individuos de distintas
capacidades, donde se despoja de cualquier prejuicio negativo afrontando las
relaciones de una forma constructiva.
Y este es uno de los motivos por los cuales recomendamos
esta serie con tanta intensidad. Atypical no solo muestra a la perfección las
problemáticas de la vida adolescente, sino que además visibiliza un espectro
que pocas veces es tratado, si no es de forma abrupta y errónea.
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