Realmente, ¿somos
conscientes de lo que está sucediendo en la sociedad?, ¿queremos formar parte de “un cambio”?. A modo
personal, cabe aclarar que la palabra cambio siempre suena de forma positiva
pero en este caso me pregunto, ¿cómo llegamos a necesitar un cambio? Porque
este cambio que se está pidiendo es para que mujeres de nuestra sociedad dejen
de ser parte del enemigo actual: la violencia de género. Apareció como un
fantasma al principio pero luego comenzó a tomar revuelo en los grandes medios
televisivos y gráficos. La Argentina no quiere NI UNA MÁS CALLADA y #NI UNA
MENOS.
“La muerte de Chiara
Páez, una adolescente de 14 años, embarazada, enterrada en el patio de casa de
su novio, de 16, ha hecho estallar las redes sociales en Argentina con la
convocatoria de una movilización que, bajo la consigna "Ni una
menos", exigirá medidas contra los feminicidios”, dijo el portal online
EFE.
Esto no comenzó ayer, es algo que perdura vigente a lo largo
de nuestra historia. La justicia sigue mirando los casos, pero en mi opinión,
se queda solo en eso. Esta idea de movilizar a las mujeres y no sólo a nosotras
sino también a todos, a los sectores oficialistas, a los no oficialistas, a
grandes figuras reconocidas, a las que no conocemos pero son los que no poseen
voz en los medios: tu mamá, tu hermana, tu vecina, tu amiga, a cualquiera, a
vos, a mí, nos puede pasar y hay que
dejar de lado la política, pensar cómo queremos seguir, qué leyes hay que
cambiar para que la sociedad no enferme más de lo que ya lo esta. Hay que
pensar que puede pasarle a cualquiera de nosotras, hay que fomentar el no quedarse en
la zona de confort, salir a luchar para que no haya más víctimas, para ya no
tengan miedo de hablar y no necesiten callar porque sino alguien las va a golpear.
Que las mujeres elijan sobre su cuerpo: cómo desean vestirse, qué no les queda
bien, qué quieren comer y que con eso no sean culpables contando las calorías
como si un kilo demás de verdad afectara lo que realmente somos, algo más que
un cuerpo, un envase.
Hay que luchar para que el amor sea sano, tanto en la
amistad como en el cariño en una pareja, el amor no es violencia, el amor es ser compañero, querer
como es el otro, aceptar las miserias y moldear la pareja, golpear no es
sinónimo de amor, es sinónimo de odio y de humillación.
Por Ma. Eugenia Bamonte (euge.bamonte@gmail.com) para Proyecto Pura Vida
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