domingo, 30 de marzo de 2014

Mujer: levántante y autorrealízate

Pasó marzo. Pasó el “el día” de la mujer. Pasó “el mes” de la mujer. ¿Pasó “la vida” de la mujer?

Desde tiempos remotos, la mujer ha querido desde lo más profundo de su ser alcanzar sus sueños y sus metas. Claro que en la antigüedad esto no era posible y también existieron mujeres que quizá jamás se lo plantearon.

Muchas mujeres han creído, por qué no, que “ser mujer” era cumplir con todo lo que se esperaba de ellas: ser madres, cuidar a los hijos, cuidar al marido y cuidar la casa, sin dejar de mencionar los típicos y vacíos quehaceres “lavar, planchar y cocinar”. Pero esa creencia heredada social y culturalmente poco a poco está desapareciendo: podemos decir que hemos evolucionado como sociedad, y si bien aún hay mucho por hacer, hoy también podemos agregar: ser independientes, ser profesionales, viajar, sociabilizar, autorrealizarse y ¡ser feliz!

Según Walter Hugo Ghedin en su libro “Amores ansiosos y otras cuestiones del amor”, las mujeres necesitaron romper con la opresión del patriarcado para establecer sus propias reglas de la feminidad creando una construcción del género desde su propia subjetividad e intereses.

En este mes, en el cual celebramos la existencia, los logros y las virtudes de todas las mujeres en el mundo, Proyecto Pura Vida entrevistó a una mujer que nos brindó su perspectiva sobre el tema: Lic. Daniela Misrahi, Licenciada en Psicología (UBA).



Compartimos con ustedes la entrevista:

¿Cómo es hoy en día el rol de la mujer dentro de la sociedad?
Actualmente, el rol de la mujer ha evolucionado notoriamente. En la antigüedad, la función de la mujer se acotaba a la realización de las tareas domésticas, incluyendo el cuidado de los niños, sin tener la posibilidad de acceder a un puesto laboral remunerado. En el caso de las familias más pobres, la necesidad económica ha llevado a la mujer a trabajar fuera de casa, aunque dichos trabajos han sido de menor prestigio que el de los hombres. Así, las mujeres que no se veían en la necesidad de trabajar, se asociaban al imaginario de mayor riqueza familiar.
Hoy en día, la mujer tiene acceso a carreras profesionales y a trabajos semejantes a los de los hombres en la mayoría de las sociedades. La mujer puede ser inclusive el sostén económico de la familia, presentar altos cargos en organizaciones y a nivel político.
De todas formas, pese a la clara mejoría de su protagonismo, son varias las mujeres que aún encarnan situaciones de sumisión, soportando hechos violentos y discriminatorios, que las asemeja a las mujeres de la Edad Media. Hay que seguir aportando, desde cada uno de nosotros, con nuestra labor profesional y rol ciudadano, para que la mujer se informe y pierda el miedo a salir de ese lugar de vulnerabilidad.

¿Consideras que actualmente todavía existen diferencias sociales, económicas o profesionales según el género?
A pesar de que el protagonismo de la mujer es cada vez mayor en la actualidad, en el mercado laboral de los países desarrollados se observa una acusada segregación ocupacional y a la vez importantes desigualdades salariales entre hombres y mujeres. De acuerdo a la bibliografía que hace referencia a esta extensa temática, las consecuencias de estas diferencias laborales se manifiestan a todos los niveles: económico, social, laboral, familiar, de salud, etc., quedando las mujeres en situación de desventaja.

¿Qué le sugerirías a una mujer que quiere progresar pero que tal vez tiene miedo al impacto que puedan tener sus acciones?
El miedo tiene dos vetas: puede ser protector, o puede ser un serio motor para la paralización. El miedo a avanzar, a crecer, a romper con viejas estructuras para acceder a nuevas oportunidades profundiza el anclarse en el mismo lugar. En mi consultorio atiendo con frecuencia mujeres que temen el enfrentarse al desempeño de roles dentro de lo profesional, académico, político, etc., por temor a no poder, a la evaluación negativa del otro.
Habituadas a que sea el hombre el “dador” de bienestar económico, a sentir que “sólo Él sabe”, se han menospreciado, apagando sus potencialidades.
Sugiero, en tales casos, que la mujer se responsabilice por lo que siente y haga algo al respecto, como ser iniciar un proceso psicoterapéutico para que se destrabe este circuito paralizante y así avanzar hacia un terreno de autorrealización.


Lic. Daniela Misrahi, Licenciada en Psicología (UBA). M.N.: 32684.
Es especialista en Psicología Clínica de Adultos, título obtenido en el Hospital de Clínicas José de San Martín. Presenta posgrados en adicciones, trastornos de ansiedad y fobias, y en terapia familiar. Estos últimos títulos obtenidos en la Escuela Sistémica Argentina.
Actualmente, cursa un Master en Terapia Cognitivo Conductual, en la Fundación Aiglé.
Se ha dedicado a la docencia de en la Facultad de Psicología y en la Facultad de Medicina (UBA).

Atiende pacientes en su consultorio privado.



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